En 1975 pasaron dos cosas.
Una: nací yo.
Dos: un ingeniero de Kodak inventó la primera cámara digital de la historia.
Pesaba más o menos lo que yo al nacer.
Tenía el tamaño de una tostadora.
Grababa en blanco y negro, con una resolución de 10.000 píxeles.
Tardaba 23 segundos en capturar una imagen en una cinta de casete,
y otros 23 en mostrarla en una tele.
El tipo se llamaba Steve Sasson.
Tenía 24 años, trabajaba en Kodak, y recibió un encargo casi anecdótico:
“Investiga qué se puede hacer con estos sensores CCD”.
Así que, con piezas recicladas, curiosidad y algo de testarudez,
Sasson montó el primer prototipo de cámara digital del mundo.
Por primera vez, una imagen no se formó con químicos,
sino con electricidad.
Luz convertida en datos.
Era lenta.
Era fea.
Pero funcionaba.
Sasson lo enseñó a sus superiores.
Les explicó el proceso, les mostró la imagen pixelada, les habló del futuro.
Y entonces…uno de ellos soltó la frase que enterró la revolución:
“That’s cute… but don’t tell anyone.”
Kodak era el rey del carrete,
del papel,
de los químicos…
y del recuerdo revelado.
No querían que una cámara sin película lo arruinara todo.
Así que archivaron el invento.
Lo metieron en un cajón.
En los 90, Kodak intentó resucitar el invento.
Pero ya era tarde.
El futuro había cambiado de manos.
Cuando descubrí esta historia pensé en lo fácil que es dejar que el futuro se te oxide en un cajón. Solo hay que dejar que la curiosidad y las ganas se apaguen.
Hoy cumplo 50, y sigo con la misma mirada encendida que tenía de niña, una mezcla de hambre y locura que no desaparece con los años,
Stay hungry. Stay foolish.
Como Sasson.
Como los que se atreven a enseñar algo que aún no es perfecto.
Como quienes inventan en voz baja.
Como tú, cada vez que haces algo solo porque te lo dice tu intuición.
Porque al final la edad solo es un numero. Cuídate.
Ana Mora
Fotógrafa de Arquitectura
www.anaimora.com
Si quieres contactar conmigo directamente, escríbeme un mail a
info@anaimora.com o déjame lo que necesites en comentarios.
Maravillosa historia! A veces el mayor error no es fallar, sino esconder lo que aún no brilla del todo..
Una lástima que Kodak no supiera reinventarse. Tenía todo para seguir siendo un ícono, inigualable, inimitable.
En esta era de cambios constantes, su historia es un gran espejo de lo que nos ocurre a todos en algún momento: o te actualizas, o desapareces.